jueves, 11 de noviembre de 2010

Es una lástima.

Hace poco estaba recordando (gracias a Twitter) mi época en la primaria.
Que lindo era cuando te complicabas la vida sólo con materias difíciles, pero bien sabías que si no las pasabas llegarías a ser un Don Nadie, o al menos eso me pasaba a mi.
Que ingenuos e inocentes llegábamos a ser y que fácilmente nos podían engañar.

Y eso, la inocencia y el engaño, es lo que me lleva a la entrada de ahora.

Hace poco hablando con kAzHeT, tocamos el tema de la pornografía infantil. Esa rama de la pornografía que ni siquiera debería de existir.

Estamos indignadas, tenemos lástima, nos causa tristeza este tema. ¿Por qué robarle la inocencia a un niño?, ¿Por qué causarle un trauma de por vida?. Ni siquiera pudimos imaginar lo que sentiríamos si nos enteráramos que a algún pequeño de un familiar le pasara eso, pero sí nos imaginamos perfectamente lo que le podríamos hacer a una persona que se dedica a esa porquería.

Ahora imagínense los niños que logran ser rescatados. Sí, les recuperan su libertad, pero no les recuperan lo más valioso que tiene un niño, su inocencia.

Está bien sabido que la mayoría de esos niños que logran recuperar su libertad, más no su inocencia, son los psicópatas del futuro, los que serán pedófilos, los que causarán el daño que les causaron. Es la ley de la vida, "Tú me chingas, yo chingaré, ¿por qué no?"

Es una lástima en lo que se ha convertido la sociedad, sobretodo porque en otros países, es más penado descargar música de Internet o robar un auto, que violar a un niño. ¿Y si les violaran a uno de sus hijos de los que hacen las leyes?, ¿Y si uno de sus hijos se perdiera y después se lo encontraran en la red con fotos que un padre no quiere ver?. Hasta que pase algo así, se penará bien eso de la pedofília, como siempre.

Es una verdadera lástima.


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